Esta semana como podéis comprobar, con vuestros ojillos cansados de tantas horas delante del ordenador, está dedicada en exclusiva a los paisajes. Tampoco es muy raro porque tendré hechos miles, aunque podría variar.
La de hoy es una mezcla extraña entre un Van Gogh de rastrillo y una pintura china. Personalmente me quedo con el cielo (que en sí era el fin del cuadro) y de rebote con el arbolillo y los pipis por ahí deambulando. Porque el fondo, tengo que reconocer que no está muy currado… ¡Quizás demasiado verde!

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