Una triste historia. Tras la guerra civil, la antigua iglesia de mi pueblo sufrió bastantes daños estructurales; y en vez de arreglarlos, porque tenían solución, optaron por derrumbarla y construir una nueva. Cambiaron una iglesia-catedralicia por una simple nave. Derrumbaron una verdadera obra de arte (y no lo digo yo, porque sea mi pueblo) y vendieron casi todo lo que ella contenía. ¡La tontuna del ser humano!
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